![]() Tanto en el Tarot como en el inconsciente social y espiritual, las figuras femeninas representan un principio receptivo, compasivo y piadoso, mucho más suave que el masculino. Todo lo que en el Tarot señala y trata de mujeres, damas y doncellas como las reinas, las damas, y los arcanos con personajes femeninos, hace alusión a la imagen o al arquetipo femenino. También las figuras redondeadas, de amplias proporciones, como los oros, las copas, quienes representan principios femeninos, como ciertas partes del cuerpo humano, hacen alusión a las emociones, la receptividad, la capacidad de entrega y de compasión. El lado positivo del principio femenino es el de brindar ternura, compasión, perdón, comprensión, capacidad de dejarse querer, de permitirse recibir al misterio de la vida. Su lado patológico o nefasto es la falta de decisión, la manipulación, la mentira, la autocomplacencia, la debilidad y la corrupción. Por su parte, existe un principio o arquetipo masculino, representado en los arcanos del Tarot. Todas las figuras de caballeros, reyes, y los Arcanos Mayores con personajes masculinos, representan en mayor o menor medida lo activo, la decisión, el valor, el arrojo, la fortaleza, etc. Su lado patológico es la dictadura, la estrechez de visión. Del mismo modo, las figuras alargadas como las espadas y los bastos de las cartas, representan principios masculinos: la inteligencia, la voluntad, la decisión, la motivación, la visión. Tanto a los hombres como a las mujeres les hace falta el arquetipo masculino como el femenino. Un hombre poseído por una imagen femenina en exceso, cosa que puede revelar el Tarot al evidenciar una madre dominante, carecerá de decisión en la vida y tenderá a ser dominado por el resto de las mujeres con quienes se relacione. Por contra, una mujer a quien le falta el principio masculino, será doblemente débil, la aplastarán los hombres con quienes tenga contacto y la someterán, o padecerá por otra parte demasiado temor a la vida. Existe un tercer arquetipo, denominado integrador o unificador: el andrógino. Este habla de la capacidad de conciliar sin oponerse, lo masculino y lo femenino. El andrógino integra ambas partes sintetizándolas armoniosamente. Estos tres Arquetipos Universales los podemos ver condensados en los 3 septenarios del Tarot: El primer Septenario se corresponde con el Arquetipo Masculino refrendado porque en las posiciones 1-4-7 aparecen personajes masculinos. En el segundo Septenario tenemos el Arquetipo Femenino y en las posiciones 1-4-7 aparecen personajes femeninos. Y en el tercer Septenario aparecen figuras andróginas como síntesis y resultado de la unión de ambos sexos. Vemos en las posiciones 1-4-7 imágenes que nos dan a entender esta condición. Quien haya alcanzado un nivel de desarrollo hasta el estadio andrógino, tendrá bien constituida tanto su misión como su visión de vida. La misión de una persona, empresa u organización, la proporciona el arquetipo femenino, porque contiene una capacidad de intuición y sensibilidad que es la que inspira y motiva hacia algo. Una filosofía de vida que proviene del corazón y del centro femenino de todos nosotros. Por otro lado, la visión no puede existir si a alguien le falta el principio masculino. Lo viril es aquello que proporciona, más allá de la motivación y la inspiración, la dirección hacia dónde avanzar y los pasos a seguir, así como la fuerza vital y la decisión para efectuar los pasos y cambios necesarios hacia la visión, una vez descubierta o rebelada. Como puede verse, la vida requiere siempre de ambos principios para que todo marche adecuadamente. Y el Tarot puede evidenciar, diagnosticar y revelar la falta de unión o la carencia de alguno de los principios. De alguna manera para llegar a ese principio integrador hace falta desprenderse de toda identidad, sea masculina o femenina y transmutar toda esa energía.
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Francisco BenagesTarotCoach Archivos
Noviembre 2019
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