En las lecturas de Tarot, quien pregunta siempre expresa un deseo: ¿Cómo puedo encontrar el trabajo, al hombre/mujer de mis sueños? ¿He decidido correctamente? ¿Qué puedo hacer para que ocurra esto...? ¿Por qué me pasan estas cosas?, ¿Cómo puedo mejorar una relación? etc... y además con estas preguntas, el/la consultante quiere darle un sentido a su vida sea en el plano mental, emocional, creativo o material. Al desplegar los Arcanos que aparecen en ese momento se establece una conexión entre los deseos del consultante y su propia subjetividad. En ocasiones el Tarot lo que hace es confirmar lo que la persona ya se imaginaba, en otras profundiza en los aspectos subyacentes de la pregunta, sacando a la luz aspectos que ni la propia consultante tomaba en cuenta, más que nada porque se encontraban en el inconsciente y a través de las imágenes del Tarot han emergido a la superficie. Pero ¿Qué ocurre cuando el Tarot le aconseja cambiar de estado anímico, o de Conciencia, o realizar algún acto?. Generalmente suele pregunta ¿Y cómo?. El Tarot responde taxativamente a lo que se le pregunta y más cosas pero quien consulta espera además que le diga cómo ha de hacer, o dejar de hacer, algo para que cambie si situación. Por ejemplo alguien pregunta por la relación que establece con otra persona, y el Tarot le responde con estos Arcanos: Una lectura muy rápida y sencilla podría ser que ha llegado a un final de ciclo y la persona se encuentra sumida en un mar de paradojas emocionales, el consejo es que se centre y recupere su fuerza vital interior para iniciar un ciclo nuevo (es una de las posibles respuestas). Entonces la persona nos dice: De acuerdo, tengo que salir de esta depresión que llevo encima y centrarme pero…¿cómo lo hago?. La respuesta nos la da Le Mat, El Loco, el único Arcano que no tiene número y por lo tanto puede aparecer en cualquier lugar de la lectura: Es curioso que en esta lectura en particular vemos que todos los Arcanos tienen animales en sus imágenes (los de La Rueda son un poco raros, pero animales al fin y al cabo), y El Loco lleva a su perrito tras él, que en La Fuerza se transforma en león y se sitúa a la derecha de la carta. El animal tiene que ver con nuestros aspectos “animales”, con nuestras pulsiones. Por lo tanto, no se trata aquí de realizar un trabajo mental, sino más bien emocional (hay mucha agua en las dos primeras cartas, que desaparece por completo en las dos últimas). Se trataría de utilizar la energía explosiva del Loco, dejando atrás, completamente, todos los bucles emocionales para acceder a un estado de aceptación de esa realidad y desde esa aceptación interna, no solo intelectual, dirigir las energías hacia la recuperación de la autoestima, del autoconcepto, de la integridad.
Pero todo ello la persona no lo puede hacer sola, con palabras la gente no se cura, ha de actuar y eso implica el recuperar la voluntad volitiva, el salir de esa especie de zona de confort conocida en el que la persona se desenvuelve con cierta seguridad, aunque equivocada, pero que le mantiene en un estado en el que no tiene que responsabilizarse de su vida. Es como un “choque de trenes”. El Loco no se anda con chiquitas, o defines tu camino o seguirás dando vueltas alrededor de esa situación. ¿Qué quieres hacer? Solo utilizando la energía del Loco se puede pasar de un estado a otro. Haz lo que tengas que hacer sin tener en cuenta lo que pensarán los demás. Sal fuera de tu círculo vicioso, aventúrate. En la práctica podría ser acudir a talleres de desarrollo personal, realizar dinámicas corporales, relacionarse con otras personas, etc… Aunque solo desde la posición del Loco podrá activarse esa transformación.
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Francisco BenagesTarotCoach Archivos
Noviembre 2019
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