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Los 7 Pecados Capitales del Coach (y sus Virtudes)

5/29/2013

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Como en toda actividad, como en toda relación, como en cualquier circunstancia de la vida, estamos expuestos a padecer ciertos vicios, diversas conductas contraproducentes que en el caso que nos ocupa pueden provocar resultados insatisfactorios. Los he sistematizado y relacionado con los 7 Pecados Capitales. Al fin y al cabo humanos somos y estamos expuestos a caer en cualquiera de ellos. Con el fin de minimizar o eliminar sus influencias es bueno tenerlos en cuenta, estar atentos y realizar las correcciones necesarias para que no enturbien nuestra vida. Estos son:

La Lujuria-

Muchos son los que declaran su amor al Coaching aunque en realidad su atracción es solamente superficial. Este tipo de personas son las que van picando de flor en flor: Ahora un curso de PNL, luego un taller de Coaching, más delante un Seminario de Yoga y así al final su relación con dichas actividades es puramente material, física, sin ninguna profundidad, las emociones y sensaciones que se experimentan cuando verdaderamente están haciendo lo que en verdad les llena, brillan por su ausencia; en realidad les falta comprometerse con la que verdaderamente les apasione porque en realidad ninguna es capaz de iluminar su vida u ofrecerle lo que ellos buscan.

La virtud que desactiva a la lujuria es el Compromiso. Cuando nos comprometemos con aquello que dibuja una sonrisa en nuestro rostro, cuando nos lo tomamos en serio es cuando podemos, a medio y largo plazo, dominarlo, integrarlo y ofrecerlo a los demás con total seguridad. Nos transformamos en expertos.

La Gula-

La persona golosa es la que se deja llevar por su hambre voraz por aprender cosas nuevas aunque generalmente  se fija en los elementos más llamativos. Su apetito desmedido no le permite consolidar las estructuras más básicas e importantes del Coaching y por ello no puede asimilar su conocimiento y sabiduría. Este tipo de personas lo devora todo pero no retiene mucho.

Contra la Gula tenemos a nuestra disposición la Templanza. Lo más importante en la vida son las cosas sencillas y lo mismo ocurre en nuestra actividad. No debemos descuidar las estructuras básicas ya que si no es así, los cimientos del edificio serán débiles y no nos permitirán construir una estructura formativa alta y segura. Aprender la base de esta disciplina nos permitirá organizar con total seguridad nuestros conocimientos que, añadidos a nuestra experiencia, nos colocarán en una posición ventajosa y productiva.

La Avaricia-

A la persona avariciosa, codiciosa, le obsesiona acumular apuntes, tablas, listas y todo lo que le permita aprender lo máximo posible, sin embargo este vicio también le impide empezar a ofrecer sus servicios hasta que cree que lo sabe todo sobre Coaching. Y como bien sabemos nadie sabe todo sobre todo, cada día aprendemos algo nuevo, a cada momento nuestra perspectiva puede cambiar, cada cierto tiempo nuestras suposiciones se tornan anticuadas y antiproductivas. El acumular no sirve de nada si no se comparte, si no soltamos lo que ya sabemos no podremos aprender más ya que en nuestra caja de herramientas no cabrá nada más. Con el tiempo nos quedaremos anticuados.

Ante este pecado solo cabe ser Generosos y Espontaneos. Cuando trabajamos con el Coaching no podemos referirnos siempre a significados, reglas fijas, interpretaciones estancadas en el pasado, preguntas de libro y formas de actuar obsoletas. Si estamos dispuestos a cometer errores, y te aseguro que los cometemos, incluso a hacer el ridículo en alguna ocasión, llegaremos a comunicarnos y expresarnos con verdadera soltura.

La Pereza-

La Pereza, la procrastinación, es uno de los peores vicios en los que podemos caer. El dejar las cosas para después quiere decir que no las vamos a hacer nunca. No nos pondremos a estudiar, no haremos lo necesario para empezar a actuar, nos quedaremos viendo la TV antes que salir a buscar clientes; siempre tendremos una excusa a mano, bien argumentada eso sí, para no hacer el esfuerzo necesario y actuar decididamente.

Contra la Pereza necesitamos Diligencia. No llega aquel que es más inteligente sino el que más esfuerzo y tesón pone en lo que hace. El esfuerzo diario y durante un periodo de tiempo extendido reportará  los frutos  que estamos buscando.

La Ira-

Es muy fácil enfadarse con algo que nos cuesta hacer, con un cliente que no sigue nuestro ritmo, con unos sistemas que tal vez no comprendamos con rapidez, con un consultante que desaprueba nuestras interpretaciones. Sin embargo, la Ira nos deja ciegos frente la realidad, nos embota el cerebro y no nos deja pensar con la frialdad y clarividencia necesarias para poder llevar a cabo nuestro trabajo con excelencia. Además alguien que se comporta de forma iracunda no transmite confianza, la primera de las cualidades que debe atesorar un buen Coach.

La virtud que contrarresta la Ira es la Paciencia. Mostrándonos pacientes con la persona que tenemos delante demostraremos nuestro control sobre los instintos y emociones, nos convertiremos en personas confiables y ofreceremos una imagen de tranquilidad y sosiego que será compartida por los demás. Además si nos armamos de paciencia sin desanimarnos a las primeras de cambio cuando algo nos sale mal, llegaremos a nuestra meta.

La Envidia-

No hay nada peor que codiciar lo que los demás tienen. La Envidia nos corroe por dentro y nos mantiene en un estado negativo y depresivo. Siempre habrá alguien que sepa más que nosotros, que haga su trabajo mejor, que tenga más éxito en la vida y ello para nada nos desmerece como personas. El envidioso es un insatisfecho (ya sea por inmadurez, represión, frustración, etc.) que, a menudo, no sabe que lo es. Por ello siente consciente o inconscientemente mucho rencor contra las personas que poseen algo (belleza, dinero, sexo, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad, etc.) que él también desea pero no puede o no quiere desarrollar. Así, en vez de aceptar sus carencias o percatarse de sus deseos y facultades y darles curso, el envidioso odia y desearía destruir a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es, en otras palabras, la rabia vengadora del impotente que, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia. Por eso la envidia es una defensa típica de las personas más débiles, acomplejadas o fracasadas.

Contra la Envidia utilicemos la Compasión, el Amor fraternal y la Concentración. Las dos primeras virtudes son de sobras conocidas. La Compasión es la mente que siente aprecio por los demás y desea liberarlos de su sufrimiento. En ocasiones, deseamos que una persona se libere de su sufrimiento por motivos egoístas; esto ocurre a menudo en las relaciones basadas en el apego. Por ejemplo, si nuestro mejor amigo está enfermo o se siente deprimido, deseamos que se recupere lo antes posible para volver a disfrutar de su compañía, pero esto es un deseo egoísta, no verdadera compasión. Para sentir verdadera compasión debemos estimar a los demás. Y esto solo se consigue a través del Amor Fraternal, Incondicional. El que se da sin esperar nada a cambio. Además de esas dos virtudes es importante centrarse en la tarea que estamos realizando, o sea concentrarse, aplicarse a ella con disciplina  y sin distracciones, así no nos fijaremos en lo que hacen y tienen los demás y hagamos lo que hagamos, será por y para nosotros mismos, para enriquecer nuestras vidas, no para impresionar a los demás.

La Soberbia-

El soberbio se cree que lo sabe todoLa actitud de quienes actúan de forma soberbia hacia lo básico suele ser  tremendamente despectiva, pero aprender a utilizar el Coaching requiere de grandes dosis de humildad, nunca se acaba de aprender y podemos hacerlo de cualquier fuente. Una cosa es saber algo y otra muy distinta es saber usarlo en todas sus formas. Si crees que ya lo sabes todo sobre Coaching estás en un error. Quienes nos dedicamos a esta noble actividad no podemos sobrevalorar nuestro yo, nuestro ego, con respecto a otros. No podemos y no queremos ser egoístas porque bien sabemos que eso trabajará en contra nuestra.

La Soberbia, también el Egoísmo, se desactivan con algo muy simple: con Humildad. Todos somos estudiantes en este mundo, maestros hay muy pocos y no lo somos ni tú ni yo. Si afrontas el reto de dedicarte a ayudar y acompañar a los demás, hazlo con humildad pues así podrás identificar las lagunas de conocimiento que puedas tener con el fin de limarlas y acceder a un nuevo nivel de comprensión y sabiduría.

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    Francisco Benages

    TarotCoach
    Consultor en procesos de transformación

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